Propaganda: «Glosas sobre el Primero de Mayo»

En 2019 elaboramos un folleto para distribuir durante las manifestaciones conmemorativas del Primero de Mayo en el que presentamos sintéticamente los orígenes de esta fecha y su relevancia para el movimiento de trabajadorxs internacional. Como no pudimos distribuirlo en los años siguientes, hicimos en 2020 una nueva edición de la investigación realizada por Ricardo Mella titulada el Crimen de Chicago.

Dejamos ahora a disposición el folleto para su libre difusión. Es una hoja tamaño carta 2/2 (bicolor en rojo y negro), que se imprime o fotocopia por ambos lados y luego se dobla en cuatro.

Contiene una reseña histórica y luego una breve antología con escritos de la época, algunos de los cuales también difundimos en publicaciones de redes sociales.

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Dejamos a continuación el texto que abre este folleto.


Los orígenes del primero de mayo

¿Por qué marchamos el Primero de Mayo, mientras la mayoría de la población goza sencillamente de un día de descanso y esparcimiento? En general, los feriados son justificados por instituciones que ordenan el calendario con motivos religiosos o patrióticos. Sin embargo, hay excepciones. El llamado “Día del Trabajo”, malentendido como “descanso merecido”, “fiesta del trabajo” o “celebración de las y los trabajadores”, tiene su origen como fecha designada para la agitación y la protesta popular. Específicamente, se remonta a pretéritos años y se relaciona con el desarrollo del industrialismo en América del Norte. En dicho contexto, el ideal que generó las confluencias del pueblo trabajador fue la huelga general como herramienta de lucha y reivindicación de derechos laborales, siendo el objetivo primero de tales movimientos la conquista de las ocho horas de trabajo. Hay que considerar que este territorio americano estaba fuertemente marcado por la migración inglesa y alemana, que de por sí ya enarbolaba las banderas del socialismo. Un dato interesante, por ejemplo, es que en mayo de 1825 Robert Owen, pensador galo recordado como “socialista utópico”, impulsa la conocida comunidad “New Harmony” en Indiana. No obstante, lo fundamental fue la irrupción del sindicalismo como movimiento contra el capitalismo. Los antecedentes remontan al año 1827, cuando, a partir de una huelga de carpinteros en Filadelfia que logró incitar a otros sectores obreros, surgió Mechanics Union of Trade Asociations, confederación de sindicatos que fue replicada como ejemplo en otras latitudes del territorio.

En términos generales, la vindicación era la reducción de la jornada laboral. Pero desde aquel impulso, se suceden los años en vaivenes que, vistos desde esta distancia temporal, representan una batalla de largo aliento: depresión económica en 1837, tibias victorias para las décadas siguientes y, tras desastrosos intentos mediante reformas legislativas, un movimiento obrero fuerte, instruido y hábil en propaganda política se articula en 1871, año en que logra mayor envergadura en mancomunión con la Internacional. Esto significaba adherir a la consigna aún vigente: “La emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos”. En lo práctico, en el IV Congreso de la American Federation of Labor realizado en Chicago en 1884 se discuten las medidas para lograr la reducción horaria, concluyendo que “la jornada de trabajo desde el 1° de Mayo de 1886 será de ocho horas”.

Cuando llegó la fecha, los sindicatos llamaron a huelga. No menos de 5.000 huelgas, ni menos de 340.000 manifestantes. En Milwaukee las autoridades disparan contra el pueblo: 9 muertos. El 3 de mayo, las protestas de Chicago serán más radicales: 8.000 trabajadores protestan ante las fábricas y las autoridades vuelven a atacar: 6 muertos, varios heridos. Ese mismo día, la prensa anarquista convoca a un mitin en Haymarket, la plaza del mercado: se calculan 15.000 manifestantes. Entre los oradores, aparecen Auguste Spies, editor del periódico escrito en alemán Arbeiter Zeitung; Albert Parsons, americano y redactor jefe de Alarm; Samuel Fielden, inglés y obrero textil. En estos círculos de pensamiento y acción ácrata figuraron, entre otros, agitadores como Michel Schwab, Georges Engel, Louis Lingg y Adolphe Fischer, todos migrantes de origen alemán, y connotadas propagandistas como Lucy Parsons y Lizzie Holmes. Al finalizar el mitin, una provocación policial es interrumpida por una bomba que estalla entre las filas uniformadas, matando a 2 policías en el acto y 6 posteriormente a causa de las heridas. Tras el bombazo, una ráfaga de balas hiere a medio centenar de trabajadores.

Esa noche se declaró Estado de Sitio y se detuvo a decenas de agitadores, dentro de los cuales estaba el equipo editor de Arbeiter Zeitung. De dicho proceso, quedan en prisión preventiva Spies, Fielden, Fischer, Schwab, Engel, Parsons, Lingg y Neebe mientras se realiza la investigación. El 20 de agosto 1886 son condenados a la horca. De ellos, Schwab y Fielden consiguen prisión perpetua, mientras que Neebe recibe la pena de quince años. De una fallida apelación en marzo del año siguiente, se confirma en septiembre la ejecución. El 11 de noviembre de 1887 son ahorcados en el patio de la prisión. Solo Lingg corre otra suerte: opta por el suicidio antes de la horca.

Desde aquel entonces, el 1° de mayo quedó plasmado en la memoria de las luchas de los/as oprimidos/as. En 1888, en un congreso realizado en St. Louis se confirmó esta fecha como hito para instalar las 8 horas de trabajo. Al año siguiente, se acordó la misma medida en París, proyectando hacia el año 1890 el comienzo de manifestaciones internacionales por la reducción de la jornada laboral.

Cabe señalar que hacia el año 1893 el gobernador de Illinois, John Altgeld, investigó los antecedentes del juicio, otorgando libertad condicional a Fielden, Neebe y Schwab tras convencerse de la inocencia de los ocho agitadores apresados en las jornadas de Chicago.

Cada 1° de Mayo recordamos estas luchas que, desde sus etapas tempranas, cimentan lo que será la viviente resistencia de las/os trabajadoras/es por su dignidad a través de la historia, los territorios, los pueblos. Es un día, por ende, para enfrentarse a la explotación en todas sus despóticas formas y cuestionar el mito del crecimiento y el desarrollo capitalista y sus condiciones de sacrificio y muerte. Un día donde recapacitamos y volvemos a pensar en cómo la explotación de nuestras capacidades y fuerzas ha negado la posibilidad de habitar mundos impulsados por la solidaridad, la autogestión y el apoyo mutuo.

Grupo de Estudios José Domingo Gómez Rojas
1° de Mayo de 2019